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Cuba antes, durante y después de un Matthew

Por Gustavo de la Torre Morales

Cuba es un país subdesarrollado, muy criticado por eso de que aún no se ha “abierto” al mundo, de no es “democrático” porque todo parece que el único modelo obligado a ser catalogado así es el capitalista_ muy a pesar de que quienes defienden ese sistema exigen a Cuba diversidad ¿Y ellos por qué no aceptan a Cuba como una diversidad?

Pero muy a pesar de ser Cuba un país limitado en recursos, como consecuencia de un brutal bloqueo económico impuesto por EEUU desde hace ya más de 50 años, y muy atacado por los monopolios mediáticos al servicio de los grandes capitales, goza de conquistas sociales y programas estatales que garantizan lo fundamental de un país: la vida de sus ciudadanos(as); y para ello destina todos sus esfuerzos.

Ejemplo de lo anterior, están las medidas que el gobierno cubano adopta frente a los fenómenos meteorológicos, como el caso de ciclones o huracanes; medidas que se ponen en marcha desde el temprano momento que se detecta que un evento natural de envergadura podría afectar al territorio nacional, su población y economía.

El programa puesto en marcha por Cuba fue la necesaria respuesta a la carencia de acciones por parte de anteriores gobiernos, en la llamada neorepública (1902-1958), y la experiencia acumulada al afrontarse el fenómeno meteorológico de 1963 (el ciclón Flora). En este sentido, tres (3) años después se aprobó la primera Ley de Defensa Civil (DC), la cual se modificó en 1976, en 1994 y por último en 1997, adecuándose constantemente a las condiciones socio-económicas reales y a la división político–administrativa del país. Dicha Ley no. 75, define en su artículo 111 que “La Defensa Civil es un Sistema de Medidas Defensivas de carácter estatal, llevadas a cabo en tiempo de paz y durante las situaciones excepcionales, con el propósito de proteger a la población y la economía nacional contra los medios de destrucción del enemigo y en caso de desastres naturales u otros tipos de catástrofes, así como las consecuencias del peligro del medio ambiente.”

Por eso mismo, a pesar que los monopolios omiten este detalle, las acciones gubernamentales adoptadas antes y durante cualquier evento natural, garantizan la seguridad de la población, evacuando a quienes están en riesgo a lugares más seguros, garantizando cobijo, alimentación y condiciones esenciales para pasar los días necesarios hasta lograr la estabilización de la vida económica y social.

Desde el comienzo del siglo XXI, Cuba ha sido abatida por muchos eventos meteorológicos, pero sólo unos 16 han sido de gran intensidad, de ellos, sólo y tuvieron lamentables saldos de víctimas: Charley con 4 víctimas (2004), Dennis con 17 víctimas (2005), Noel con 1 víctima (2007), Ike con 7 víctimas (2008) y Sandy con 11 muertes (2012); la mayoría de ellas, por no seguir las orientaciones dadas a la población o incumplir lo establecido para estos casos. Pero el resto de los fenómenos meteorológicos sólo ocasionaron destrozos y grandes pérdidas económicas: Michelle (2001), Isidore y Lili (2002), Iván (apodado “El Terrible”, 2004), Rita y Wilma (2005), Ernesto (2007), Fay, Gustav y Paloma  (2008).

Haciendo una comparación con otros países que han sido abatidos por fenómenos naturales de esta envergadura, Cuba es la de menos pérdidas. Ejemplos de países más abatidos han sido Estados Unidos_ el cual tiene el récord con el Katrina (2005) y cerca de de 2 mil víctimas y una centena de desaparecidos. Una población que aún a día de hoy, sigue reclamando a sus autoridades las atenciones correspondientes; ya que la gran mayoría de ellos no han podido regresar a sus lugares todavía. También está el caso de Guatemala y El Salvador, países que fueron los más afectados por el huracán Stan (ese mismo año) con la pérdida de más de 1600 vidas entre otros países de su entorno, como Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y el sur de México.

El recién evento natural, Matthew, el abatió con fuerza a la ciudad de Baracoa, fundada hace 500 años, y los municipios de Maisí, Imías y San Antonio del Sur, en la oriental provincia de Guantánamo, no conllevó pérdidas humanas gracias a todo el movimiento preciso, ordenado y anticipado del gobierno cubano y sus órganos de la Defensa Civil; sufriéndose sólo daños materiales. Sin embargo, las autoridades de Puerto Príncipe, Haití, reportaban más de 300 muertos; además de las millonarias pérdidas económicas y la afectación de las cientos de miles de familias.

En comparación con otros países, es por ello que Cuba demuestra un alto grado de organización y despliegue frente a catástrofes de este tipo, así como de respuesta por parte del gobierno a destinar recursos a la población, lo cual ha sido reconocido por Naciones Unidas y, por lo cual, su programa se vuelve de obligatoria consulta para otros países; además, esto le ha valido, incluso, para que las autoridades de Estados Unidos sostengan conversaciones con las de Cuba y establezcan acuerdos de cooperación mutua en este sentido.

Además, una de las razones por la cual la población cubana se siente segura, es porque los propios dirigentes del gobierno cubano (tanto Fidel, como hoy en día Raúl Castro) siempre han estado al tanto de las operaciones que se realizan por la dirección de la Defensa Civil a nivel nacional como territoriales y del desempeño de las Fuerzas Armadas en el apoyo a la población civil; de igual manera, siempre han estado presentes en las zonas afectadas durante y después del paso de los eventos meteorológicos.

Según se informa en el órgano oficial de información “Granma”, como respuesta a los severos daños provocados por el huracán Matthew en varios municipios de las provincias Guantánamo y Holguín y su impacto en la población a pesar de las medidas adoptadas para mitigar su efecto, el Gobierno Revolucionario ha decidido que el presupuesto del Estado financie el 50% de los precios de los materiales de la construcción que se venderán a las personas cuyas viviendas presenten destrucción total o parcial, aprobando los recursos necesarios para solucionar las afectaciones producidas; para lo cual los damnificados podrán solicitar créditos bancarios, los que se otorgarán con menores tasas de interés y mayores plazos de pago. En los casos de derrumbes totales de viviendas y techos, el presupuesto del Estado asume el pago de los intereses.

Así Cuba sigue demostrando que todos sus esfuerzos están dirigidos al beneficio de la población, antes, durante y después.

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